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Cuando ya habían entrado en la ciudad, Ismael hijo de Netanías, junto con sus hombres, los degollaron y los arrojaron a una cisterna. Pero entre aquellos había diez hombres que dijeron a Ismael: «No nos mates, porque tenemos en el campo reservas de trigo, cebada, aceite y miel.» Y no los mató como había hecho con sus hermanos.

La cisterna a la que Ismael arrojó los cuerpos de todos los hombres que mató a causa de Gedalías, era la misma que había hecho el rey Asa a causa de Baasa, rey de Israel. Ismael hijo de Netanías la llenó de muertos.

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